Hace mucho que las estrellas
acordonan su futuro.
Bajo un mar de vino tinto
sus esperanzas se ahogan
entre los suspiros del recuerdo
y el paso de los días.
En el espacio de esa corta vida,
finge y se desliza,
arrastrándose en el viento.
Un beso en la mejilla y una sonrisa
que encarna la imagen de un lloro.
Y aún no ha dicho nada,
nada que no sepamos ni que sepamos.