No sé ni sabré jamás
cómo funciona el mundo que me rodea.
Sigo y seguiré sin entender,
por qué las emociones atacan y apuñalan,
y después curan a partes iguales.
Sigo y seguiré sin entender,
si eso que llaman destino es una obra macabra
o si la vida es la obra macabra del destino.
Quizás nunca lleguemos a comprender
que hay cosas que debes dejar marchar,
que tu camino posee sus propias raíces.
Quizás nunca veamos con los mismos ojos
a los mismos días, como cualquier otro.
Ni el rojo de mi atardecer sea
el mismo amarillo del tuyo.
Puede que las espinas se forjen a sí mismas
más profundas o más gruesas según la persona
a la que saben que van destinadas.