Todo fue barrido por el viento.
Las hojas sucumbieron a su encanto
y la lluviá limpió los ecos de las palabras.
Las persianas dejaron de moverse
y todo quedó quieto, mudo, inerte.
La calma llegó,
pero no sin que antes
llegara la tempestad.
Las hojas sucumbieron a su encanto
y la lluviá limpió los ecos de las palabras.
Las persianas dejaron de moverse
y todo quedó quieto, mudo, inerte.
La calma llegó,
pero no sin que antes
llegara la tempestad.