Me enfrento a un panorama desolador,
en una ciudad que se me antoja extraña,
en los meses de trato más crueles,
con una apariencia que sólo desagrada.
Me enfrento a lo que fui un día,
a lo que me gustaría y que no soy,
a que las hojas donde escribí mis esperanzas
sean arrastradas por el viento.
Lo que creí cierto se diluyó tiempo atrás
mientras mi cuerpo cambiaba y dejaba
de ser mío.
Lo que creí seguro se borró tal y como se borra un boceto.
Será que los años no amplían la visión de la vida,
sino que a veces la encojen y desmenuzan.