Él nunca será mío.
Tras una ilusión sólo yace la verdad.
Lo que refleja la mañana
es el eco monónotono de una lenta repetición
de unas pocas noches pasadas.
Toca volver a casa,
es hora de aspirar la realidad
y no pensar más en momentos vacuos
que huyeron por una ventana en Callao.