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jueves, 19 de noviembre de 2009

Predicción-Parte 1

Me levanté un día sin muchas ganas de caminar. Fue este jueves, o sea, hoy. Al igual que ayer. Y al igual que ayer mi perro se apelotonó entre su propio pelo moviendo el rabo, en un gesto que podía querer significar "buenos días". No eran buenos, yo lo sabía.
Además, la renfe estaba oscura a esas horas. La gente que esperaba en Nuevos Ministerios me quería quitar el sitio en el tren, y yo, por mi parte, les dejé. Sí, les dejé, me comieron y entonces mis sospechas se agudizarons:no iba a ser un buen día.

Al llegar a la facultad y comprobar que las escaleras eran frías, me rasqué las nalgas, como quien dice, y las clases se me hicieron eternas. Ese día no desayuné, echaba de menos mi croisant mientras mi amiga francesa me decía que no sabía lo que era el "calimotxo". Y entonces lo supe. Entonces me imaginé su cara. Su cara empapada en agua, en el lavabo de un baño. Mientras las gotas se deslizaban por su faz, él se miraba con actitud impenetrable en el espejo. Llevaba su chaqueta beige puesta, y ese palestino azul, y la bandolera cruzaba su hombro izquierdo. Las gotas se paraban a descansar en su barba, frías como el acero. Tenía esa mirada, esa que parece no decir nada y sin embargo da escalofríos.

Lo vi, sé que lo vi. Aunque no en persona. Y entonces lo supe: "me va a dejar", pensé. Me va a dejar. ¿Por qué? Lo desconozco.

El vello se me puso de punta, y la francesa seguía hablando, de vinos, creo. Ya no prestaba mucha atención. Pensaba en él, y en Iris, aunque no sé por qué realmente pensaba en Iris. Mi amiga, pensaba en su sonrisa, y no entendía qué tenía eso que ver con que él me iba a dejar. Era la primera vez que alguien me dejaba, y no era una buena sensación. Así que dije que me iba a casa. Me dirigí a la renfe para hacer lo único que se me da bien: huir. Y eso hice.

Pero el destino es un putero vestido de cuero y que lleva anillos de oro. Y sus furcias siempre hacen su trabajo. Así que bajé al andén, y ahí estaba él, con la cara aún mojada. Lo vi, sé que lo vi.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Cansada

Me cansé de pensar en ti.
Me cansé de agachar las orejas y sólo gemir.
Me cansé de las risas que parecían no aparecer.
Me cansé de esperar, de pensar que un día
me podrías querer.