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miércoles, 24 de octubre de 2012

L

Sigue, sigue andando.
Con esos pasos, firmes como tú sabes darlos.
Cuando la pena inunde tu camino,
seguirás encontrando mi mano.

No ceses de andar, no dejes de intentarlo.
A pesar de la corriente que aborda tu puerta,
a pesar de los gritos que intentan anidar en tus oídos,
nunca, nunca dejes de soñar.

No te detengas, pues tus pisadas
nunca se vieron tan gráciles como hoy.
Ahora es tu momento, ahora es tu ilusión
la que empieza a tomar forma.

Que tu luz y tu coraje iluminen el mundo.
Que sobre tus aguas bailen todos los veleros.
Que bajo ese foco perezcan todas las estrellas del cielo.
Que tras la tormenta, siempre reine tu calma.

Que tu voz haga llorar al público,
y dejar sin palabras a los incrédulos.
Que tu energía contagie a los mudos.
Y que nunca, nunca, tengas razones para bajar la cabeza.

Seguirás siendo una estrella, nuestra estrella.
Aunque oigas negativas, siempre tendrás
una respuesta positiva en mi corazón.

Padecerás, siempre padecerás,
el sufrimiento de ser una artista.
Poca gente entenderá tu mundo.
Pero no dejes de sonreír, mi niña.

Querer

Me preguntaron hace tiempo qué era querer.
No estaba segura.
Pero ahora la respuesta parece simple.
Querer es sentir un nudo en el estómago.
Querer es renunciar.
Es desear que esa persona nunca se vaya.
Y dejarla marchar cuando lo hace.
Es tener valor para decir la verdad.
Es temer hacer daño con esa verdad.
Querer es más que gastar todo tu tiempo en pensar en esa persona.
Querer es reír cuando él ríe.
Sostener su mano cuando él llora.
Es ansiar besar cada parte de su cuerpo para poder decir que eres la única persona que le besó en los párpados, en las yemas de los dedos, en las ingles, en el vientre, en la muñeca, en la parte baja del hombro, en la parte superior de la mejilla.
Querer es no querer molestar, saber cuándo estar, saber cuándo mantenerse alejado.
Saber apartarse. Saber desearle lo mejor.
Saber que cuando dejas de caminar en su camino, haces lo correcto.
No fijarse una vez más en los errores, no reprochar.
Querer es sufrir, y aprender a vivir con ese sufrimiento, hacerlo tuyo y no compartirlo para no hacerle sufrir a él también.
Cuesta aprender el verdadero significado de querer a alguien. Cuesta darse cuenta cuando esa persona no comparte tus sábanas. Ni se acurruca y arropa en ese hueco en tu hombro, y en tu corazón. Y sin embargo, querer es necesario. Querer nos hace ser quien somos. Querer nos hace ser humanos.