Etiquetas

martes, 7 de junio de 2011

Tiempo

Ya no queda nada.
Al final las manecillas del reloj pasan para todos, y también para mí.
Parece ayer cuando miraba al cielo invernal,
parece ayer cuando ahogaba una risa y un llanto en alcohol al día siguiente.
Se me antoja lejano y sin embargo cercano el día en que empecé a sollozar
y creo que aún es más cercano el día en que empecé a reír,
a recordar que todo lo malo pasa, y que lo bueno siempre se aproxima.
La primavera llegó para dejar los campos estériles atrás
y recordar a nuestras mentes que el tiempo es efímero y sucumbe
tal y como sucumbimos nosotros a la caída de las hojas.