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jueves, 29 de noviembre de 2012

Untitled 11

Sangre
Nos hierve. Nos asfixia. Nos ahoga.
Sangre
Nos mutila, nos enseña, nos devuelve
Vida
Que perdona, nos conmueve, nos mata.
Muerte
Nos olvida, nos desecha, nos señala.
Miedo
Que se ríe, nos desprecia, nos acosa.
Sangre.
Roja, eterna, en el flujo de los cuerpos.
Sexo
Nos atrae, nos azota, nos corroe.
Sangre.
Ahora nos llama.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Fuimos felices

Bajo las hojas de un sauce fuimos felices,
bajo los rayos del sol fuimos felices.
Cuando llovía o nevaba,
y tras un tiempo,
hicimos una promesa no escrita,
un voto nunca puesto en palabras.
Cuando los capullos estallaron en flor,
fuimos felices.
Desafiamos al tiempo, al espacio, y al desánimo.
Nos creímos invencibles, y al descubrir
que sólo éramos unos mortales,
sucumbimos al otoño.
Bajo las hojas de un sauce fuimos felices.

domingo, 10 de julio de 2011

I see your face

I see your face in the strangest places,
and it seems to me that every man looks like you,
and it seems to me that you are behind me
waiting to hold my hand,
like a presence that is repeated
during the long sleepless hours.
Following but hiding,
in an obscure absence
of breath and substance.
Maybe because we seek what is impossible to find,
maybe because we want what we cannot have.

lunes, 11 de abril de 2011

Esa voz

Todavía oigo esa voz en mi cabeza.
Me persigue, me acosa y en sueños
-me susurra.
Es un polizón en mi mente que se instaló allí.
Hace tiempo que viaja conmigo,
siempre a mi lado.
Hay veces que me acaricia,
y otras en las que me golpea.
Y dulcemente vomita palabras
que quedaron grabadas en mi cuerpo y -
en mi rojo corazón.
Murmura "volviste a caer",
me grita "eres un desastre",
y me dice "debes ser perfecta".
Ser perfecta, ser perfecta...

jueves, 15 de julio de 2010

Desastre

Un desastre. Sólo soy un desastre.
Un desastre más de esa carta que no escribiste.
Un desastre más de ese fuego que apagaste.
Un retazo de las fotos que algún día poseíste,
un retazo de un recuerdo que algún día olvidaste.

Me olvidaste a mí, al desastre.
Al que siempre acaba llorando
por aquello que no hiciste.
Y entre cartas, fotos, recuerdos y fuego
sigo esperando a que me enciendas
o devuelvas aquello que prometiste.

sábado, 24 de abril de 2010

Capaces de sentir

Será que los años
amplían la visión de la vida.

Será que la madurez
no se mide en pensamiento,
sino en actos.

Será que aunque no comprendamos,
somos capaces de sentir
y de, a veces, aprender.

Y los tesoros de la vida
no son regalos ni obsequios,
sino detalles y momentos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Calma y nada

Todo fue barrido por el viento.
Las hojas sucumbieron a su encanto
y la lluviá limpió los ecos de las palabras.
Las persianas dejaron de moverse
y todo quedó quieto, mudo, inerte.
La calma llegó,
pero no sin que antes
llegara la tempestad.

martes, 9 de marzo de 2010

Predicción - 3ª parte

Esos mechones de pelo casi negro...

Abrimos la puerta de la renfe y entramos. Y él empezó hablar. Esa voz. Ya no sabía si quererla u odiarla. Habló de la Universidad, de cómo estaban las cosas en su casa, de su hermano, de todo. De todo menos eso. Y yo seguía el rollo, aunque en realidad miraba a un hombre, ya mayor, sentado cerca de nosotros que leía un periódico.

Después de todos los temas nimios par aquella ocasión supuse que diría un "tenemos que hablar", "tengo que contarte algo". Pero no lo hizo, y entonces yo pregunté : "¿qué pasa?". Dijo que nada, que todo estaba bien, y entonces... Lo vi claro, no. No iba a dejarme, para él todo estaba bien. Estaba a gusto conmigo, eso fue lo que supuse, pero tenía que preguntar. No quería alargarlo más, quería darle la oportunidad para que lo hiciera allí mismo, para que abandonase el tren, no, mi tren. Le pregunté si estaba a gusto conmigo, y contestó que sí, que claro. Preguntó que si yo estaba a gusto con él.

Dije: -"No. Tenemos que hablar".

Así fue como todo terminó. Le dije que era la hora de que nuestro camino se separase. Así es como las cosas tenían que ser, así debía acabar. Todo tiene su fin, y éste es el nuestro. Intenté explicarme, pero creo que no hizo falta, porque todo estaba claro. Lo dejé, lo dejé yo. Porque me di cuenta de que la necesidad había desaparecido, y si no hay necesidad, tampoco hay un porqué que mantenga las cosas. O quizás lo dejé yo simplemente por hacer lo único que se me da bien: huir.

Predicción- 2ª parte

Lo vi, sé que lo vi.

Ahí estaba él, mirando a las vías, golpeando una bola de papel con los pies, sin meditación, simplemente sumergido en sus propios pensamientos. Intenté pararme en las escaleras para que él no detectara movimiento, y por tanto, no mirase hacia mi dirección. Le observé cerca de un minuto. La pelotita se le escapó de los pies y cayó a la vía, como iba a hacer yo si pasaba lo que creía que iba a pasar.
O quizás no.
Quizás, pensé, él dará el paso y ya nada importará. Puede que ni si quiera importe ahora, ahora que el viento gélido ha congelado los sentimientos que mi interior gestó con tanto empeño. Quizás este tiempo me ha echo aprender que en realidad no tengo nada perdido, que en mi vida no debe existir el número dos, que con un uno también soy feliz. ¿Y si me da igual?

¿Y si no es así? Entonces se giró. Y me vio.

Yo intenté parecer calmada, suelta, pero ya de poco servía. El momento había llegado. Sonrió, me sonrió casi en los ojos, y esa fue la sonrisa que más recuerdo de todas las que ha habido en mi vida, aquella que enmarca el adiós, aquella que le sirve de contexto al Final. Quizás me diese igual, o no, pero no sabía qué hacer, así que avanzé, ya era inútil volver atrás. Le saludé, con un pie delante y el otro dando vueltas, como queriendo escapar. "Hola", me dijo, me cogió del brazo, me acercó a él y sus labios rozaron los míos, aunque no fueron dulces, pero sí intensos.

El momento fue largo, más largo de lo que en realidad fue. Y al separarme y abrir los ojos, el tren pasó a nuestro lado, despienando esos mechones de pelo casi negro; esos mechones que con tanto fulgor agarré en varias noches perdidas. Entonces pensé que estaba guapo, irónico, que en ese momento le viese más atractivo que la primera noche que le conocí.

El tren se paró, y esos mechones de pelo casi negro seguían despeinados.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Predicción-Parte 1

Me levanté un día sin muchas ganas de caminar. Fue este jueves, o sea, hoy. Al igual que ayer. Y al igual que ayer mi perro se apelotonó entre su propio pelo moviendo el rabo, en un gesto que podía querer significar "buenos días". No eran buenos, yo lo sabía.
Además, la renfe estaba oscura a esas horas. La gente que esperaba en Nuevos Ministerios me quería quitar el sitio en el tren, y yo, por mi parte, les dejé. Sí, les dejé, me comieron y entonces mis sospechas se agudizarons:no iba a ser un buen día.

Al llegar a la facultad y comprobar que las escaleras eran frías, me rasqué las nalgas, como quien dice, y las clases se me hicieron eternas. Ese día no desayuné, echaba de menos mi croisant mientras mi amiga francesa me decía que no sabía lo que era el "calimotxo". Y entonces lo supe. Entonces me imaginé su cara. Su cara empapada en agua, en el lavabo de un baño. Mientras las gotas se deslizaban por su faz, él se miraba con actitud impenetrable en el espejo. Llevaba su chaqueta beige puesta, y ese palestino azul, y la bandolera cruzaba su hombro izquierdo. Las gotas se paraban a descansar en su barba, frías como el acero. Tenía esa mirada, esa que parece no decir nada y sin embargo da escalofríos.

Lo vi, sé que lo vi. Aunque no en persona. Y entonces lo supe: "me va a dejar", pensé. Me va a dejar. ¿Por qué? Lo desconozco.

El vello se me puso de punta, y la francesa seguía hablando, de vinos, creo. Ya no prestaba mucha atención. Pensaba en él, y en Iris, aunque no sé por qué realmente pensaba en Iris. Mi amiga, pensaba en su sonrisa, y no entendía qué tenía eso que ver con que él me iba a dejar. Era la primera vez que alguien me dejaba, y no era una buena sensación. Así que dije que me iba a casa. Me dirigí a la renfe para hacer lo único que se me da bien: huir. Y eso hice.

Pero el destino es un putero vestido de cuero y que lleva anillos de oro. Y sus furcias siempre hacen su trabajo. Así que bajé al andén, y ahí estaba él, con la cara aún mojada. Lo vi, sé que lo vi.

lunes, 12 de octubre de 2009

Todo mengua

Si alguna vez hubo esperanza,
tuvo patas y caminó,
lejos de la luz y las llamas,
adentrándose en el mar oscuro de los años.

Si alguna vez existió amor
grande, más grande que el cuerpo y el olvido,
finalmente, sí, se olvidó,
pues todo cede a su cruel destino.

Al no recordar que alguien te quiso, lloras,
mas con más cauce llorará tu alma,
al saberla tan indefensa entre las garras de la soledad.

Soledad aquella que se siente
aún estando entre hojas y flores en su esplendor.
Soledad que ataca en buenas horas,
para convertirlas en aquellas que fueron peor.

Quizás no hubo culpables, solo el cambio,
de lo que se piensa certero, y de lo que la vida te enseña
que nunca puedes mantener.

Pues todo cambia, todo mengua,
todo se oxida al atardecer.

domingo, 23 de agosto de 2009

Cuán corto es

Qué efímeras las llamas,
las llamas que pueblan
los oscuros interiores,
y se convierten en ascuas.

Qué cortas las marcas
de un cálido rojo carmín
que chisporrotean en la piel
y más tarde, se aclaran.

Cómo se aleja el palpitar
del corazón sediento,
suplicando por cariños
que al final se embotellan.

Cuán tenue el viaje
de salir del cuerpo
y volar por los verdes valles
para regresar y salir corriendo.

domingo, 16 de agosto de 2009

No te quiero (reeditado)

Hoy no cogeré ese autobús que tantas veces al cielo me llevó
-y al infierno.
Hoy sí tengo el rabo entre las piernas, y las ganas entre la cabeza
-y entre el suelo.
No, no te deseo. No, no quiero quererte y debo convencerme
-de que no te quiero.
Pero cabeza loca, dile, y dime, que no le escuche, no,
-porque no debo.
Hoy no. Hoy soy yo la que debería encontrar otra vista. Soy yo la que
-mira al cielo.
No, no te deseo. No, no quiero quererte y sin embargo, hoy
-te quiero.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Pasado

No mires atrás, pero tampoco olvides
que el pasado siempre existe,
y que te hará recordar.

No deshagas las huellas que tus pies hicieron.
Rehazlas, pero no las intentes borrar
que los pies ya son sabios, de tanto caminar.

Sí, mira adelante con la cabeza alta,
pero no intentes tapar aquello
que te hizo crecer y madurar.

No quieras morder la suela
de tus propias zapatillas.

lunes, 27 de julio de 2009

En ese inmenso mar


Quítame estas ganas de saltar al vacío,
De correr sin sentido
por la vida que no vivo,
de romper con mis dedos el frío cristal.

Quítame las vendas de llorar cuando río,
de perecer en ese intento
intenso, pero muerto
de esas cartas que nunca pude mandar.

No me des más ríos de lloros rojos
de miradas perdidas
colmados de penurias
déjame que desempañe mis ojos.

Dame todo aquello
que jamás pudiste dar;
dame esas sensaciones,
que aunque cansadas,
siempre pueden regresar.

Para que sienta que estoy viva
y coleando en ese inmenso mar
-como el tuyo.

lunes, 22 de junio de 2009

Nieva azúcar

Ellos salieron de la espuma del mar, de las conchas que susurraban y de las cometas en la arena.
Ellos salieron de la nieve en las cimas, de los cipreses y las violetas, de los zorros, del aullido de los lobos a las tres de la madrugada.
Ellos salieron de un último piso, de esas vidrieras relucientes, de una capilla, de un centro comercial, del agua clorada, del agua mineral embotellada, de las cuerdas de una guitarra.
Ellos salieron de las dunas, de los halcones, de las serpientes de cascabel, de un oasis perdido en medio de la nada.

Y después se disolvieron con agua dulce. Más tarde se evaporaron, y por eso es que nieva azúcar. Ese azúcar traspasa cualquier cuerpo, y cualquier corazón. Porque llena y reconforta, y aunque a veces hiere salir y sentir ese frío que la nieve siempre conlleva, merece mecerse bajo las nubes. Merece la pena, merece el esfuerzo.

Ellos son mis amigos. Simplemente ellos, que nievan, y truenan a veces, pero sobre todo... Son el azúcar que todo café debería tener.

domingo, 7 de junio de 2009

Maleza (reeditado)

Siempre que callas y no otorgas
más que el propio Silencio,
yo hundo la cabeza en la tierra mojada
y Espero.

Sí, al fin entendí el tipo de bronce en el que te forjaste,
pero las Palabras no engañan, y a veces se Sobreponen
a la inercia de la línea dibujada.

Si en esa puerta de madera no se oyen,
ni se oirán,
los Golpes guiados por esa muñeca, entonces...

La Maleza crecerá, cubriendo el Umbral
en el tic-tac del Desgaste, para que, sin que se ponga remedio
nadie ose adentrarse, pero tampoco salir entre ella.

Las Espinas dañarán las huellas dactilares
y las pupilas de quien mire por la mirilla,
y ensangrentarán la Complicidad
y reñirán con el Sentimiento.

La Niebla oscurecerá nuestras miradas
sin que tú la hagas desaparecer entre tus dedos.

La Lejanía se unirá a ese "ya es Tarde",
cumplirá la tarea asignada
y la Desilusión me abrazará como una madre abraza a un hijo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Verruga en la cara

En aquel lugar donde se esconden las sombras
y el factor sorpresa está sobrevalorado.
En aquel lugar donde todo el mundo
corre en pelotas, por creerse más bellos.
En aquel lugar donde se reniega
de lo que el cuerpo pide.

En aquel lugar donde se retienen
en las escafandras los sentidos.
En aquel lugar donde se hiere en el alma
como si te insultara un hermano.
En aquel lugar donde el delirio y la conmoción
son el plato principal...

En aquel lugar estoy yo.
Desvalijada, y no en pelotas.
Todo el mundo mira y señala,
como a una gran verruga en la cara.

domingo, 24 de mayo de 2009

Ellas se acercan (reeditado)

¡Shhh!
Calla.
No hables.
Que nos oyen.

Nos miran, inquietas y punzantes.
Nos taladran con sus miradas frías.
Calla, no hables, si ya sé lo que pasó.
Quédate a este lado de la puerta.

Un hilo de cerveza
ahora surca la almohada
deshaciéndose estrecha
en un riachuelo hacia el suelo.

Y ellas lo saben, y murmuran.
Y ellas nos pinchan
un poco más
para alargar las lágrimas.

Parece que sonríen en el reflejo del cristal.
O saludan con la mano desde la calle.
Se aproximan intimidantes,
y por cada paso que dan ahora
se convierten en entes más grandes.

Si caminan sincronizadas
parece que ya no dejan
al oxígeno ni la esperanza pasar.

Aumentan con tus palabras
y tus actos malolientes.

Aumentan con mi tristeza
y mi falta de comprensión.

Son aquellas ganas
de dejar lo nuestro y abandonar.

sábado, 23 de mayo de 2009

Si me atreviera a decirte...

Si hubiera una palabra que describiera
lo que siento y lo que eres, la usaría en mis amaneceres y en mis atardeceres.

Si alguna vez te dijera que te necesito,
que me cuesta ver cada día mi cama sin tu contorno en ella,
no te mentiría.

Si alguna vez me atreviera a decirte
que mis pies andan por un solo motivo
y que mi vida se escapa por dentro de tu camisa,
no te mentiría.

Si alguna vez no callara, y te dijera
que mis sonrisas siempre van a ti dedicadas
y que entendí el significado de las palabras por ti,
sería cierto.

Porque es ahora cuando he aprendido
que la felicidad no se mide con termómetro ni cinta,
se mide por cada palmo de tu cuerpo.