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lunes, 19 de octubre de 2009

Simplemente indescriptible

Hace años me vengo preguntando, por qué todos actúan igual.
Parece que los humanos no se cuidan,
ni se dan cuenta de lo que tienen
hasta que lo pierden o están a punto de hacerlo.

"No se puede regar la planta que ya está muerta".

Nada es seguro, yo tampoco.

Siempre creíste que me tenías esposada,
pero las cadenas carecen de valor,
si lo que se ata está hecho de humo.

lunes, 12 de octubre de 2009

No quiero saberlo

Si te escondiste en las brumas
de faldas cargadas,
calla, no quiero saberlo.

Si perdiste la esperanza,
calla, no quiero saberlo.

Si piensas que seguiré sin rechistar
y sin pedir nada a cambio,
calla, no quiero saberlo.

Si alguna vez me quisiste
y ahora no me quieres,
calla, no quiero saberlo.

Todo mengua

Si alguna vez hubo esperanza,
tuvo patas y caminó,
lejos de la luz y las llamas,
adentrándose en el mar oscuro de los años.

Si alguna vez existió amor
grande, más grande que el cuerpo y el olvido,
finalmente, sí, se olvidó,
pues todo cede a su cruel destino.

Al no recordar que alguien te quiso, lloras,
mas con más cauce llorará tu alma,
al saberla tan indefensa entre las garras de la soledad.

Soledad aquella que se siente
aún estando entre hojas y flores en su esplendor.
Soledad que ataca en buenas horas,
para convertirlas en aquellas que fueron peor.

Quizás no hubo culpables, solo el cambio,
de lo que se piensa certero, y de lo que la vida te enseña
que nunca puedes mantener.

Pues todo cambia, todo mengua,
todo se oxida al atardecer.

Toughts pronounced in low voice

Just thinking how to deal with this question
that simply takes me out of my mind.
I don´t know how I still love him,
why I hate him, at the same time.

I don´t mean to be ironic
I don´t mean to go so far.
With this little secret
diying in his arms
-and mine.

In the reverence of my thoughts,
embroidered by his charming voice,
I realize that I just don´t want
to keep these feelings to go round,
just want to ask him to leave the leaves
and leave the grass to grow up.

I know that in the future he won´t love me,
and I think I knew from the begginig.
We shall not start from scratch,
think that we won´t be able to do it,
because what can´t never forget
-is called "heart"

Sabor agrio

Leyendo lo anteriormente escrito ha venido a mí un recuerdo en semejantes circunstancias. El emplazamiento era el mencionado en la entrada anterior, aunque sí un poco más íntimo. Una tetería del centro de Madrid, que tenía un sótano lvemente iluminado. Al bajar con él, obviamente no de la mano, observé que había poca gente. Este "él" no era el "él" de la entrada anterior, no sé si mis esfuerzos por explicarme son suficientes.

Este "él" era un viejo amigo. O al menos eso creía yo. Nos sentamos a compartir penurias y secretos, pues para eso estábamos allí, otra vez sumergida en el humo de mi propia cachimba. Entre algo de comida y risas, empezó la parte que menos quería descubrir, la parte en la que las verdaderas intenciones salen a la luz. No negaré que siempre hubo tensión sexual entre nosotros, incluso cuando, en el momento en el que nos presentaron, yo estaba fielmente comprometida con alguien. Y sin embargo, ahí estábamos los dos, después de dos traumatismos amorosos.

Él se acercó, yo me aparté. "¿Qué haces?", dije, loca de mí, pues obviamente había sido indiscretamente directo. Recuerdo el momento en que no pude volver a apartarme, recuerdo el momento en que me separé pensando, o diciendo en voz alta (no lo recuerdo) "eso no está bien". Tan extraño, que años después se diese esta situación. Me sentí culpable. Esa culpabilidad que te envuelve las entrañas, quizás por el paso de los años, quizás por lo extraño de aquella situación, quizás porque no quería contárselo a nadie. No volví a sucumbir, me mantuve fuerte a pesar de la debilidad de ese momento.

Hace ya tiempo de esto, y aún me acuerdo de esa dulzura en los labios y ese sabor agrio en la cabeza.

viernes, 9 de octubre de 2009

Él miraba

Él me miraba, con ojos penetrantes, mientras esa bailarina de la danza del vientre hacía lo suyo, mientras el humo de las cachimbas inundaba la sala, él me miraba.
Me taladraba el cerebro, y yo, impasible, mantenía la mirada en un pulso insistente y secreto, aunque ambos sabíamos que era así.
Y mientras tanto yo pensaba "esto es, esto soy, no hay más, no busques". Esta soy yo y esto es lo que tengo, más allá del humo exterior sólo habrá brumas interiores. No hay más, no busques.

martes, 6 de octubre de 2009

Fauna de metro

Uno estaba ahí sentado, mirando el periódico usado por otros, y eso que sólo eran las nueve de la mañana. Llevaba un mostacho curioso, medio canoso, lustroso y con cierta gracia, y arqueaba las cejas frente a las noticias del periódico gratuito. Algo así como el Qué, o el 20 minutos.

Otro miraba el móvil, borraba mensajes y llevaba una tabla de skate en la que por detrás ponía: "Mi girl is better than yours" ("mi chica es mejor que la tuya). Su cresta era de un color verde-amarillo poco definido, y se repantingaba en el asiento ocupando el doble de su estado normal.

Justo enfrente había una chica de unos 27 años, con un abrigo rojo burdeos y una chapa gigante con una foto del Big Ben. En una mano llevaba un espejo, en la otra, el rimmel. Se pintaba las pestañas mirando hacia arriba, y con la boca abierta, gesto inequívoco de cualquier fémina que se maquilla los ojos, es imprescindible casi.

Y por último había un chaval sentado justo a mi lado, con un portatil Toshiba, que no dejaba de buscar con el Google cosas como "porno" "chicas lesbianas" "famosas desnudas", " two girls one cup" y "sexo con mulatas pechugonas". Escribía y escribía persistentemente a pesar de que el ordenador no dejaba de trasmitirle una y otra vez el mismo mensaje: "fallo de conexión".

Típica fauna de metro, si típica es lo que se puede decir de ella.