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martes, 29 de noviembre de 2011

Somos el futuro

Compartimos un origen, quizás también un destino
Sí, todo cambia cuando nuestros labios no permanecen sellados.
Lo que fue certero a un tiempo ahora nos es borroso,
mientras alargamos el brazo a la bruma que se extiende ante nuestros ojos.
Merecemos un futuro, merecemos una explicación.
Somos más de lo que nos han hecho ser,
somos una voz que grita,
somos muchos los que luchan.
Somos tantos, que sólo con la fuerza de la palabra
podríamos mover el peso del mundo.
Somos más de lo que quisisteis,
así pues, no os paréis, no os calléis, no desistáis.
Ninguna batalla se ha librado sola.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Los de arriba

Sólo son animales que se alimentan de otros
cuando por fin han sido derrotados.
Como cazadores esperan a ver
a la presa derrotada,
para hacerla sucumbir.

Agotan nuestros recursos,
exprimen nuestros cuerpos,
lijan nuestra moral,
para que al dejarnos acorralados,
puedan ponernos un punto final.

Si nuestra carne y esfuerzo no son suficientes,
si nuestros bienes son escasos,
descargan su furia en nuestros herederos,
herederos, les hacen creer, de un mundo mejor.

Ése es el engranaje de nuestro mundo,
el que sólo da la bienvenida
si tú, a cambio, tienes todo por ofrecer.

Dónde

¿Dónde estaban los Dioses?
¿Dónde cuando el Destino nos engullía?
¿Dónde estaban cuando sus gentes perecían
en el camino hacia sus sueños?
¿Dónde, cuando las madres no podían
alimentar ya a sus vástagos?
¿Dónde, cuando la vida fue cruel, nociva, aniquiladora?
¿Dónde, cuando aquellos que partieron
hacia una vida mejor
languidecían en las calles?
¿Dónde estaban los de las promesas de futuro,
cuando incluso el presente empezaba a lastimarnos?

Fuimos felices

Bajo las hojas de un sauce fuimos felices,
bajo los rayos del sol fuimos felices.
Cuando llovía o nevaba,
y tras un tiempo,
hicimos una promesa no escrita,
un voto nunca puesto en palabras.
Cuando los capullos estallaron en flor,
fuimos felices.
Desafiamos al tiempo, al espacio, y al desánimo.
Nos creímos invencibles, y al descubrir
que sólo éramos unos mortales,
sucumbimos al otoño.
Bajo las hojas de un sauce fuimos felices.