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martes, 9 de marzo de 2010

Predicción - 3ª parte

Esos mechones de pelo casi negro...

Abrimos la puerta de la renfe y entramos. Y él empezó hablar. Esa voz. Ya no sabía si quererla u odiarla. Habló de la Universidad, de cómo estaban las cosas en su casa, de su hermano, de todo. De todo menos eso. Y yo seguía el rollo, aunque en realidad miraba a un hombre, ya mayor, sentado cerca de nosotros que leía un periódico.

Después de todos los temas nimios par aquella ocasión supuse que diría un "tenemos que hablar", "tengo que contarte algo". Pero no lo hizo, y entonces yo pregunté : "¿qué pasa?". Dijo que nada, que todo estaba bien, y entonces... Lo vi claro, no. No iba a dejarme, para él todo estaba bien. Estaba a gusto conmigo, eso fue lo que supuse, pero tenía que preguntar. No quería alargarlo más, quería darle la oportunidad para que lo hiciera allí mismo, para que abandonase el tren, no, mi tren. Le pregunté si estaba a gusto conmigo, y contestó que sí, que claro. Preguntó que si yo estaba a gusto con él.

Dije: -"No. Tenemos que hablar".

Así fue como todo terminó. Le dije que era la hora de que nuestro camino se separase. Así es como las cosas tenían que ser, así debía acabar. Todo tiene su fin, y éste es el nuestro. Intenté explicarme, pero creo que no hizo falta, porque todo estaba claro. Lo dejé, lo dejé yo. Porque me di cuenta de que la necesidad había desaparecido, y si no hay necesidad, tampoco hay un porqué que mantenga las cosas. O quizás lo dejé yo simplemente por hacer lo único que se me da bien: huir.