Etiquetas

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Pecado

Primero fuiste un eco
albergado en mis pupilas,
una visión nocturna,
un roce en mis heridas.
--
Luego fuiste tacto, color,
alegría,
una sonrisa halagüeña,
más que un guiño,
más que una caricia.
--
Un estremecimiento,
junto a una mochila
cargada de sensaciones.
El sudor empapado
en su propio pecado.
--
Y el pecado se personalizó,
y no tuvo reparos, ni remordimientos
en sacar lo que siempre ambos
hemos llevado dentro.
--
Así fuiste fulgor,
fulgor corto, pero intenso.
Así fuiste placer carnal,
así nos fundimos
como las dunas en el tiempo.