Es difícil decir que te abandonaron.
Es difícil decir "ya no te quiero".
Es difícil decir "cuando vuelvas ya no estaré aquí".
Y más difícil es pensar en que realmente,
lo dices porque lo piensas.
Si vivir fuese totalmente placentero,
si reír hiciera felices a todos,
entonces, entonces,
no habría distinciones ni colores.
¿Qué ocurre cuando tu corazón
se hace un rebujo de cables y mareas
y ya no piensas en querer
sino en el odio que te alimenta?
¿Qué harás cuando odies odiar
y solo quieras seguir siendo tú
sin que ocurran más contradicciones
de lo que valorabas realidad?
¿Qué pasa si un día te despiertas
y también odias lo que ves en el espejo?