Ya volverás.
Con la cara empapada en lágrimas.
Y un sudor frío,
volverás.
Volverás a albergar mi hogar,
mi sonrisa y mis ojos,
si pides un nuevo sueño,
y empezar desde una nueva cuna.
Mi camino será el tuyo.
¿Y quién te volverá a dar
otra oportunidad?
Está claro que yo,
porque, por si no te diste cuenta,
sé que algún día volverás.