Etiquetas

jueves, 14 de enero de 2010

Intimidad dolorosa

Mi secreto murió en mis labios,
y más tarde vivió en sus ojos.
Mi secreto fue también suyo,
y un temblor inundó mis manos.

Las pupilas se dilataron,
y él fingía guardar la compostura.
Yo no fingía, sólo temblaba
entre mis propios tendones,
resquebrajada mi coraza.

Pensé que era el final.
Pensé que las sonrisas estaban lejanas,
cuando él me abrazó,
"no llores, tranquila, calma".

Preguntas

¿Quién sabe lo que te espera en el camino?
¿Qué hacer cuando las segundas oportunidades son una quimera?
¿Qué ocurre cuando sus sonrisas se vacían?
¿Qué pasa cuando sabes que ya nadie te necesita?

jueves, 19 de noviembre de 2009

Predicción-Parte 1

Me levanté un día sin muchas ganas de caminar. Fue este jueves, o sea, hoy. Al igual que ayer. Y al igual que ayer mi perro se apelotonó entre su propio pelo moviendo el rabo, en un gesto que podía querer significar "buenos días". No eran buenos, yo lo sabía.
Además, la renfe estaba oscura a esas horas. La gente que esperaba en Nuevos Ministerios me quería quitar el sitio en el tren, y yo, por mi parte, les dejé. Sí, les dejé, me comieron y entonces mis sospechas se agudizarons:no iba a ser un buen día.

Al llegar a la facultad y comprobar que las escaleras eran frías, me rasqué las nalgas, como quien dice, y las clases se me hicieron eternas. Ese día no desayuné, echaba de menos mi croisant mientras mi amiga francesa me decía que no sabía lo que era el "calimotxo". Y entonces lo supe. Entonces me imaginé su cara. Su cara empapada en agua, en el lavabo de un baño. Mientras las gotas se deslizaban por su faz, él se miraba con actitud impenetrable en el espejo. Llevaba su chaqueta beige puesta, y ese palestino azul, y la bandolera cruzaba su hombro izquierdo. Las gotas se paraban a descansar en su barba, frías como el acero. Tenía esa mirada, esa que parece no decir nada y sin embargo da escalofríos.

Lo vi, sé que lo vi. Aunque no en persona. Y entonces lo supe: "me va a dejar", pensé. Me va a dejar. ¿Por qué? Lo desconozco.

El vello se me puso de punta, y la francesa seguía hablando, de vinos, creo. Ya no prestaba mucha atención. Pensaba en él, y en Iris, aunque no sé por qué realmente pensaba en Iris. Mi amiga, pensaba en su sonrisa, y no entendía qué tenía eso que ver con que él me iba a dejar. Era la primera vez que alguien me dejaba, y no era una buena sensación. Así que dije que me iba a casa. Me dirigí a la renfe para hacer lo único que se me da bien: huir. Y eso hice.

Pero el destino es un putero vestido de cuero y que lleva anillos de oro. Y sus furcias siempre hacen su trabajo. Así que bajé al andén, y ahí estaba él, con la cara aún mojada. Lo vi, sé que lo vi.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Cansada

Me cansé de pensar en ti.
Me cansé de agachar las orejas y sólo gemir.
Me cansé de las risas que parecían no aparecer.
Me cansé de esperar, de pensar que un día
me podrías querer.

lunes, 19 de octubre de 2009

Simplemente indescriptible

Hace años me vengo preguntando, por qué todos actúan igual.
Parece que los humanos no se cuidan,
ni se dan cuenta de lo que tienen
hasta que lo pierden o están a punto de hacerlo.

"No se puede regar la planta que ya está muerta".

Nada es seguro, yo tampoco.

Siempre creíste que me tenías esposada,
pero las cadenas carecen de valor,
si lo que se ata está hecho de humo.

lunes, 12 de octubre de 2009

No quiero saberlo

Si te escondiste en las brumas
de faldas cargadas,
calla, no quiero saberlo.

Si perdiste la esperanza,
calla, no quiero saberlo.

Si piensas que seguiré sin rechistar
y sin pedir nada a cambio,
calla, no quiero saberlo.

Si alguna vez me quisiste
y ahora no me quieres,
calla, no quiero saberlo.

Todo mengua

Si alguna vez hubo esperanza,
tuvo patas y caminó,
lejos de la luz y las llamas,
adentrándose en el mar oscuro de los años.

Si alguna vez existió amor
grande, más grande que el cuerpo y el olvido,
finalmente, sí, se olvidó,
pues todo cede a su cruel destino.

Al no recordar que alguien te quiso, lloras,
mas con más cauce llorará tu alma,
al saberla tan indefensa entre las garras de la soledad.

Soledad aquella que se siente
aún estando entre hojas y flores en su esplendor.
Soledad que ataca en buenas horas,
para convertirlas en aquellas que fueron peor.

Quizás no hubo culpables, solo el cambio,
de lo que se piensa certero, y de lo que la vida te enseña
que nunca puedes mantener.

Pues todo cambia, todo mengua,
todo se oxida al atardecer.

Toughts pronounced in low voice

Just thinking how to deal with this question
that simply takes me out of my mind.
I don´t know how I still love him,
why I hate him, at the same time.

I don´t mean to be ironic
I don´t mean to go so far.
With this little secret
diying in his arms
-and mine.

In the reverence of my thoughts,
embroidered by his charming voice,
I realize that I just don´t want
to keep these feelings to go round,
just want to ask him to leave the leaves
and leave the grass to grow up.

I know that in the future he won´t love me,
and I think I knew from the begginig.
We shall not start from scratch,
think that we won´t be able to do it,
because what can´t never forget
-is called "heart"

Sabor agrio

Leyendo lo anteriormente escrito ha venido a mí un recuerdo en semejantes circunstancias. El emplazamiento era el mencionado en la entrada anterior, aunque sí un poco más íntimo. Una tetería del centro de Madrid, que tenía un sótano lvemente iluminado. Al bajar con él, obviamente no de la mano, observé que había poca gente. Este "él" no era el "él" de la entrada anterior, no sé si mis esfuerzos por explicarme son suficientes.

Este "él" era un viejo amigo. O al menos eso creía yo. Nos sentamos a compartir penurias y secretos, pues para eso estábamos allí, otra vez sumergida en el humo de mi propia cachimba. Entre algo de comida y risas, empezó la parte que menos quería descubrir, la parte en la que las verdaderas intenciones salen a la luz. No negaré que siempre hubo tensión sexual entre nosotros, incluso cuando, en el momento en el que nos presentaron, yo estaba fielmente comprometida con alguien. Y sin embargo, ahí estábamos los dos, después de dos traumatismos amorosos.

Él se acercó, yo me aparté. "¿Qué haces?", dije, loca de mí, pues obviamente había sido indiscretamente directo. Recuerdo el momento en que no pude volver a apartarme, recuerdo el momento en que me separé pensando, o diciendo en voz alta (no lo recuerdo) "eso no está bien". Tan extraño, que años después se diese esta situación. Me sentí culpable. Esa culpabilidad que te envuelve las entrañas, quizás por el paso de los años, quizás por lo extraño de aquella situación, quizás porque no quería contárselo a nadie. No volví a sucumbir, me mantuve fuerte a pesar de la debilidad de ese momento.

Hace ya tiempo de esto, y aún me acuerdo de esa dulzura en los labios y ese sabor agrio en la cabeza.

viernes, 9 de octubre de 2009

Él miraba

Él me miraba, con ojos penetrantes, mientras esa bailarina de la danza del vientre hacía lo suyo, mientras el humo de las cachimbas inundaba la sala, él me miraba.
Me taladraba el cerebro, y yo, impasible, mantenía la mirada en un pulso insistente y secreto, aunque ambos sabíamos que era así.
Y mientras tanto yo pensaba "esto es, esto soy, no hay más, no busques". Esta soy yo y esto es lo que tengo, más allá del humo exterior sólo habrá brumas interiores. No hay más, no busques.

martes, 6 de octubre de 2009

Fauna de metro

Uno estaba ahí sentado, mirando el periódico usado por otros, y eso que sólo eran las nueve de la mañana. Llevaba un mostacho curioso, medio canoso, lustroso y con cierta gracia, y arqueaba las cejas frente a las noticias del periódico gratuito. Algo así como el Qué, o el 20 minutos.

Otro miraba el móvil, borraba mensajes y llevaba una tabla de skate en la que por detrás ponía: "Mi girl is better than yours" ("mi chica es mejor que la tuya). Su cresta era de un color verde-amarillo poco definido, y se repantingaba en el asiento ocupando el doble de su estado normal.

Justo enfrente había una chica de unos 27 años, con un abrigo rojo burdeos y una chapa gigante con una foto del Big Ben. En una mano llevaba un espejo, en la otra, el rimmel. Se pintaba las pestañas mirando hacia arriba, y con la boca abierta, gesto inequívoco de cualquier fémina que se maquilla los ojos, es imprescindible casi.

Y por último había un chaval sentado justo a mi lado, con un portatil Toshiba, que no dejaba de buscar con el Google cosas como "porno" "chicas lesbianas" "famosas desnudas", " two girls one cup" y "sexo con mulatas pechugonas". Escribía y escribía persistentemente a pesar de que el ordenador no dejaba de trasmitirle una y otra vez el mismo mensaje: "fallo de conexión".

Típica fauna de metro, si típica es lo que se puede decir de ella.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Rlato corto 4

Alberto : -¿Por qué te llaman Amor?
Amor: - Porque la mitad de mí es todo dulzura.
Alberto: -¿Y la otra mitad?
Amor: Dolor.

Relato corto 3

-Hay algo que hace mucho debí decirte. Debí decirte que ansío el día en que pueda despertarme con tu sonrisa al lado. Ya son cuatro años sin verte, y ahora lo único que quiero es verte cada día.
-Para, no sigas.
-¿Por qué?
-Porque yo ya despierto con una sonrisa al lado todos los días.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Pecado

Primero fuiste un eco
albergado en mis pupilas,
una visión nocturna,
un roce en mis heridas.
--
Luego fuiste tacto, color,
alegría,
una sonrisa halagüeña,
más que un guiño,
más que una caricia.
--
Un estremecimiento,
junto a una mochila
cargada de sensaciones.
El sudor empapado
en su propio pecado.
--
Y el pecado se personalizó,
y no tuvo reparos, ni remordimientos
en sacar lo que siempre ambos
hemos llevado dentro.
--
Así fuiste fulgor,
fulgor corto, pero intenso.
Así fuiste placer carnal,
así nos fundimos
como las dunas en el tiempo.

Carnales

El agua se calienta y fluye.
El agua hierve y salpica,
y más tarde quema las palmas de las manos,
manos rojas.

Las llamas se propagan,
mueven los paisajes terrenales,
resplanceden para dejar ciego
a aquel que se atreve a mirarlas.

Y tu vista..., tu vista encoge,
hace menguar mis ojos,
me marea y empequeñece.

Cuán carnales somos,
hechos de remiendos y cuarteos de vísceras.
Que sucumbimos y rogamos,
somos pastos del tiempo
y nuestros propios deseos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Lo siento

No quise escuchar el murmullo que decía:
"¡calla!, ¡calla esta vez, no lo digas!"
Y la voz salió a borbotones
como espuma que humeaba en los labios.

No, la furia no me comió. Me la comí yo a ella.
Sucumbida la pasión del cabreo, ¿qué te queda?
¿Qué es lo que te queda? Dolor.

Pero no el dolor que el otro inflinge.
Sino el dolor que te infligí yo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Ya es de noche

Ya anochece y no estás en mi cama.
Ya anochece y tampoco lo estarás.
Tras la luna asoma tu sonrisa,
clara como el agua del oasis,
clara como un pequeño manjar.

Esta noche no me iluminas,
esta noche no te esconderás
tras la almohada ni en la cama,
y sólo oiré al viento pasear
entre arbustos que te llaman.

En el cielo negro brilla,
brilla tu omnipresencia
y al mirar
las puras estrellas
esta noche te siento respirar

cerca muy cerca, y sin embargo
sé que estás lejos y que quizás
mirarás al cielo como miro yo:
con ansias de verte,
pero de verte regresar.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Lo que el tiempo dejó atrás

Ya no salimos ni entramos,
ya no caminamos juntos
ni revueltos
en la misma dirección.

Si mirábamos a un futuro
tanto tuyo como mío;
ahora sólo nos reímos
de lo que el tiempo dejó atrás.

Cuántos soles se quemaron
en las aceras de nuestros dedos,
cuántas ilusiones zarparon
en busca de nuevos vientos.

Ahora gana el desconsuelo
y la falta de lágrimas;
cuando debíamos haber llorado
por lo que el tiempo dejó atrás.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cosas inflexibles

¿No has repetido tantas veces un palabra que al cabo de un tiempo carece de sentido?
¿No has mirado tanto tiempo al mismo punto que ya no distingues nada, sino que solo observas de soslayo figuras borrosas?
Eso es lo que pasa al mismo tiempo con el espíritu, con las ganas, que se gastan y disgustan entre los mares del tiempo, y la codicia de los humanos, que, ignorantes, hacemos uso de ellas, abusando de su humildad hasta que nos interpelan por la falta de escrúpulos.
No se puede mantener el ritmo tajante a ciertos puntos de la vida, no se puede forzar el palpitar de los corazones, que aún sedientos, olvidaron cómo preguntar.
No se puede pretender decir "eternamente" porque la eternidad es sólo un momento que muere en manos ajenas, o propias, que no se iguala al ideal que siempre enseñaron a los jóvenes pupilos.
No se puede catetizar el alma y los sentimientos de los humanos, que por el simple hecho de estar compuestos de vísceras, se revuelven y atacan a sus propias ideas.

No es eso lo que busco

Lloros en mejillas pálidas.
No, no es eso lo que busco.

Cortes en las llemas de los dedos.
No, no es eso lo que busco.

Nicotina inhalada a través de los ojos.
No, no es eso lo que busco.

Palabras en direcciones contrarias.
No, no es eso lo que busco.

Incompatibilidad e incomprensión.
No no es eso lo que busco.

Que me dejes ir y no me agarres de la mano.
No, no es eso lo que busco.

¿Es que eres tú
aquello que no busco?

lunes, 24 de agosto de 2009

Espera

¿Cuándo dejé yo de ser yo
para convertirme en otra?
¿Cuándo abandoné el fértil cuerpo
y pasé al gris de la derrota?

¿Cuándo dejé de trazar ilusiones
en las aceras de tus brazos?
¿Cuándo supe que esperar no vale
si lo que se espera son los años?

domingo, 23 de agosto de 2009

Cuán corto es

Qué efímeras las llamas,
las llamas que pueblan
los oscuros interiores,
y se convierten en ascuas.

Qué cortas las marcas
de un cálido rojo carmín
que chisporrotean en la piel
y más tarde, se aclaran.

Cómo se aleja el palpitar
del corazón sediento,
suplicando por cariños
que al final se embotellan.

Cuán tenue el viaje
de salir del cuerpo
y volar por los verdes valles
para regresar y salir corriendo.

Y ahora...

No hay diferencia entre el hombre
que pasa por delante de la ventana
y tú.

No hay diferencia entre esos ojos
opacos, de un color mate,
y los tuyos.

No hay diferencia entre las palabras
de esos grandes exraños en la vía,
y las tuyas.

Porque ya no hay diferencia entre pensar
que sin quererlo hemos cambiado,
y que ya no te conozco.

lunes, 17 de agosto de 2009

Juventud

Juventud,
divino tesoro,
esa que te hace sentirte
ruborizado,
o en ocasiones
eufórico,
en momentos compartidos
con aquellos como tú.

Juventud,
que se escapa y no vuelve,
aunque siempre
te sonríe
si la recuerdas.

Guiños locuaces,
sonrisas, tontería suma,
diversión,
amor y desdichas;
y todos parecen enormes
cuando gozas de ella.

No la mires pasar,
agárrala,
y bésala con fuerza.