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miércoles, 20 de mayo de 2009

Ellas se acercan

¡Shhh!
Calla.
No hables.
Que nos oyen.

Nos miran, inquietas y punzantes.
Nos taladran con sus miradas frías.
Calla, no hables, si ya sé lo que pasó.
Quédate a este lado de la puerta.

Un hilo de cerveza
ahora surca la almohada
deshaciéndose estrecha
por un hueco en la ventana.

Y ellas lo saben, y murmuran.
Y ellas nos pinchan
un poco más
para alargar las lágrimas.

Parece que sonríen en el reflejo del cristal.
O saludan con la mano desde la calle.
Se aproximan intimidantes,
y por cada paso que dan ahora
ya parecen mucho más grandes.

Aumentan con tus palabras
y tus actos malolientes.

Aumentan con mi tristeza
y mis ansias de saltar al vacío.

Son aquellas ganas
de dejar lo nuestro y abandonar.