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lunes, 18 de mayo de 2009

Y al final, los cardos

Mis ojos no miran más allá.
Mis ojos no miran porque no pueden.
Si no adivinan, mis hormonas se exaltan
cuando las mentiras o el ocultismo
ya están preparados.

En el momento en que los interiores
se enredan y traman
unos a otros con las lilas
y las rosas rojas.

Y al final, de perfil
siempre aparecen los cardos
y los dientes de león
en esas fotos en blanco y negro.

Esas piernas flacuchas y débiles
no deberían ser más
mi meta ni lo que me quite
el sueño que tanto me cuesta encontrar.

Me cansaré de esas manos
pequeñas pero astutas,
y a veces, hasta egoístas
guiadas por otros brazos
sin preocupaciones que a mí me interesen.

El divorcio de objetivos,
desligar las intenciones,
son el punto final asignado
que creo no conseguir avistar.