Un dedo...
Se desliza interrogando entre mi frente y mis cabellos.
Mi dedo...
Se desliza tímido ente tu corazón y tu ombligo.
Esa piel suave pronto se convierte en escalofrío. Ese escalofrío pronto se convierte en vello, y más tarde, en más piel. Luego, en un susurro y en versos amotinados con color del atardecer. Cabello suave, movimientos bruscos, sensaciones contradictorias. Labios con un mismo destino y caricias perfumadas con primavera. Electricidad recorriendo mi columna. Placer secreto, sonrisas entrecruzadas.
Parecer imperturbable, perecer perturbado.