Yo, que con cincel perfilé ilusiones.
Yo, que saqué del rayo la luz.
Yo, que vi más allá de las sombras.
Tú, que del grano te hiciste persona.
Tú, el diamante todavía por pulir.
Tú, que acabaste por dar flores.
Tú, al final, la palabra inteligente.
Después de que del barro surgiera la belleza.
Después de arrastrarte en innumerables ocasiones.
Y ahora tornas y sonríes con refulgencia amarga...
Y ahora tus muecas no agradan ni imploran.
Y ahora rechazas y apuñalas a la creadora.