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viernes, 3 de abril de 2009

Llegaste tú

Entre chupitos, alcohol y alguna risa, llegaste tú. Con mirada felina y palabras de incongruente, o quizás demasiado congruente descaro. Entre un cigarro, una copa, una luz azulada de bar de festejos.

Cuando el temor inundaba la noche, y la desgana, el tren. Cuando las hojas caían al estéril suelo, cuando mis ojos no esperaban gran sorpresa, cuando la desilusión se escondía bajo mi almohada, llegaste tú.

Con tus rojos labios y tus versos , con esa capacidad de vender hasta el alma de las nubes rotas. El telón de mi ventana se desplegó de nuevo para mostrar nuevos horizontes, pintar amaneceres y lucir montañas nevadas en una escapada.

Retorciste el rubor de mis entrañas hasta mostrarlo en mis mejillas. Me consternaste bajo la preocupación de un alma encantada. Ampliaste las comisuras de mis labios que ahora saludan a mis orejas. Recortaste un patrón nuevo de vivencias y humor agridulce.

Y en esta noche es cuando pienso que plantaría una semilla que creciera en cúpula para cubrir la lluvia ácida de la preocupación.

Tú tocaste una nueva melodía para mis oídos y yo tocaré otra para ti. Te sonreiré como hacen los fieles y me colgaré el rosario del sentimiento en el cuello. Porque, ¿de qué otra manera podría obrar desde que llegaste tú?