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domingo, 5 de abril de 2009

Sin indiferencia

Me haría feliz, aún por una vez efímera, encontrarme
con tu rostro en una de mis mañanas.
Poder abrir los ojos y saludar sin esfuerzo y con agrado.
Hacer de mí tu manta y tu guarida,
hacer de mi cuerpo tu barco
y de mis brazos, tus remos.

Ser cóncava y convexa al mismo tiempo
para mecerte en la luna menguante
de las noches de verano interminable.

Ser materia en la nada,
ser nada en la materia.

Caminar alegre y despacio
sin destino por otros marcado.
Beber contigo un vino dulce y salado.

Quemar el guión de la vida con un cristal
orientado hacia el centro del sol
que hace brillar tu rostro.
Para que cuando sea tarde en el apresurado día
siga siendo todavía pronto para nuestros cuerpos
y la sonrisa que haces aparecer indiscreta en mi boca.