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martes, 17 de febrero de 2009

Ella

Ella se ponía en una esquina, siempre en la misma, siempre a la misma hora. Al salir de la renfe esperaba a que él llegase. Cuando lo hacía, se echaba a sus brazos y le daba un beso, contenta de estar allí. Daba saltitos cogida de su mano y su alma corría por esas calles por las que habían paseado juntos.Ella miraba todas las Navidades en su buzón, para encontrar una carta suya. La abría rápidamente y la leía y releía. Ella miraba cada día su mail-box, para ver si habría recibido un mail de él. Ella no bebía cerveza si no era a su lado, ni fumaba si no era a su lado. Guardaba todas las rosas que él le había regalado, y las regaba cada día.

Ella sonreía, le sonreía a él. También sonreía sola, pensando en él. Ella suspiraba en el césped, con sus brazos como almohada. Ella quería saber más, y preguntaba. Pero incluso cuando no obtenía respuesta era feliz. Ella enmarcaba sus fotos, se agitaba cuando él la acariciaba. Pero la lluvia llegó. Sin saber como fue, seguía cogiendo la renfe, y esperaba en su esquina. Pero él empezó a llegar tarde. Hasta que un día no apareció. Ella pensó que se le habría olvidado. Así que al siguiente día volvió, a la misma esquina y a la misma hora.

Pero él dejó de venir. Nunca volvió a esa esquina, ni a esa hora. Y ella seguía ahí, esperando, bajo la lluvia y sin paraguas. Ella seguía buscando en su buzón, y en su mail-box. Ella seguía regando las rosas, y limpiaba los marcos que guardaban sus fotos.

Pero él dejó de venir. Las estaciones pasaron por delante sin saludar, y ella empezó a desilusionarse. Y empezó a beber cerveza sola, y a fumar sola. Sus rosas se marchitaron, las fotos se rompieron, y en su mail-box ya no había mensajes. Las siguientes Navidades no recibió carta.

Empezó a olvidar, y a beber y fumar más. Y pensó qué bello habría sido compartir un cigarrillo más, recibir una respuesta a una pregunta más, haberse hecho una foto más.