Dame, dame, dame más.
No razones, no le busques una explicación. Quiero más.
No me domines, pero no me sueltes.
Dame palabras, dame silencio.
Háblame de las nubes, los pájaros, de los zapatos que me ensuciaste.
Háblame del cielo violeta, de ti, de lo oscuro que está el río de noche.
Pegúntame por mí, por ti, por qué apago siempre la luz. Por qué no me gustan esos espaguetis que me pones. Explícame por qué no bebes café.
Explícame por qué siempre enciendes la luz.
Explícame por qué no te acercas por detrás ni por delante, por qué bajas de repente.
Por qué me das un hibuprofeno.
Que soy fuerte, pero también frágil. Y me caigo con esos zapatos sucios.
Dame, y después de dar, sigue dando...